Hoy he estado releyendo un poco mi blog y me he dado cuenta que el contenido de los proverbios es muy interesante, e incluso podría tenerse como pequeñas pruebas superadas con el resultado de una lección al parecer «aprendida«.
Con el paso del tiempo, y teniendo en cuenta la condición humana de tropezar dos o más veces con la misma piedra, quizás tengamos que demostrar que realmente la lección está integrada en nosotros mismos.
Esto me lleva a pensar en algo que creo de vital importancia en la vida.
¿Qué será, será?
No se trata de otra cosa que el derecho y la obligación de evolucionar.
Hemos nacido y disfrutamos de la vida con un objetivo implícito en sí mismo y del que no hacemos cuenta la mayoría de las veces. Nacemos, crecemos, vivimos, experimentamos, aprendemos, maduramos, luchamos por sobrevivir de la mejor manera, envejecemos y morimos.
Y…
¿Cuál es la finalidad de todo esto?
Dudo mucho que la finalidad sea ese propio camino recorrido, sino el efecto que causa todo ello en uno mismo.
El verdadero objetivo es «la evolución» de una persona recién nacida hasta su momento de la muerte.
Me topo muchas veces con gente que ante la repercusión negativa de su propia personalidad en su vida, concluye diciendo «es que yo soy así», como si eso fuese algo que debe sufrir y que no puede de ningún modo modificar o cambiar. Es como si alterar algo de su personalidad significara una propia traición a sí mismo.
No lo creo, es más, estoy totalmente convencida de que es justamente lo contrario. Y hay que tener en cuenta que mi máxima en la vida es «Fidelidad a uno mismo, siempre».
Pero eso está muy lejos de impedirse la propia y necesaria EVOLUCIÓN.
Yo me considero muy fiel a mí, a mi YO. También me siento orgullosa de haberme permitido EVOLUCIONAR, de haber identificado matices en mi personalidad que eran mi propio enemigo, que me generaban problemas, desdichas y situaciones desagradables, para más tarde con tesón y esfuerzo modificarlos e incluso hacerlos desaparecer.
No ha sido nada fácil, de verdad (y a día de hoy todavía me queda mucha tarea para concluir mi evolución personal).
Uno suele negarse a ver sus defectos, y una vez descubiertos, intenta justificarlos de una u otra manera. En la mayoría de las ocasiones se termina haciendo victimismo (uno de los grandes males de la sociedad en la que vivimos).
Las justificaciones siempre son grandes piedras tras las que nos escondemos para evitar que el resto de los mortales descubra nuestra realidad.
Pero…seamos coherentes porque de quien no podremos nunca escondernos es de nosotros mismos.
Siempre hay unos segundos de total claridad en los que nos identificamos tal cual somos, y en estos momentos seremos conscientes de que somos los principales responsables y culpables de nuestros males.
En fin este Proverbio sería algo así como:
«Deja de sufrirte y date permiso para EVOLUCIONAR.»
Sólo hay que hacer un pequeño apunte en la definición de evolucionar, que es la siguiente:
1.- Experimentar algo o alguien un cambio de forma, de ideas, de actitud.
2.- Avanzar, crecer, desarrollarse los organismos o las cosas pasando de un estado a otro.
Como puede verse, la evolución viene dada por una experiencia, por un cambio de actitud, generando un avance, un crecimiento. Y para saber si la evolución la estamos realizando bien, debemos notar que nuestras experiencias posteriores generan en nuestro interior sensaciones positivas, mejores que las vividas en el pasado con nuestra versión anterior de actitud.
Es posible que nuestra evolución provoque también cambios en las personas que nos rodean. En el Mundo en el que vivimos todo está unido, interconexionado y el efecto dominó de nuestro cambio se hará notar generando una gran onda expansiva…
Adelante, no te quedes mirando, empieza a identificar esas parcelas de tu personalidad dignas de ser transformadas.
No te sigas escondiendo, deja de ser tu propia víctima, la EVOLUCIÓN no es una traición.
Tu objetivo, la gran misión que has venido a cumplir es la de transformarte en LA MEJOR PERSONA QUE PUEDAS SER.