¿Hablar o Escuchar? He ahí el dilema.

¿Hablar o Escuchar? He ahí el dilema

¡El mundo es injusto!

Bueno, en realidad…

¡¡El género humano es injusto!!!

Sinceramente……

No entiendo el por qué, pero es así.

Explico un poco el argumento concreto por el cual llego a esta conclusión:

Teniendo en cuenta mi experiencia terrícola, (¡Jejejeje! – pondré un toque de humor) creo que la población de este mundo puede ser dividida en 2 grandes grupos.

El primero de ellos englobado por las personas que solo son capaces de escuchar, y el segundo por las personas que solo son capaces de hablar.

Lamentablemente parece que existe una extraña Ley del Universo que hace que estos grupos no sean abiertos ni versátiles.

Quizás no soy muy clara así que voy a contar una historia personal a ver si me hago entender:

Debido a mi historia, al devenir de mi vida y todo lo acontecido he llegado a la conclusión de que he venido a este mundo para escuchar.

Es algo rutinario ya…

La gente que me rodea (en algunas ocasiones hasta desconocidos) me cuenta sus problemas, sus miedos, sus penas, tristezas, sospechas, sus temores, decepciones, disgustos, sus ilusiones, etc. etc…

Buscan continuamente que en unos casos les comprenda, les anime, les ayude a entenderse a ellos mismos o a entender a los demás, y en otros casos esperan que les dé soluciones, respuestas, piden subconscientemente que eleve su autoestima dañada, que les muestre un camino por el que continuar, etc etc…

¡De verdad!

Con el corazón en la mano y la sinceridad en un porcentaje de pureza del 100% digo…

Para mí no es un problema tener este destino.

Me siento contenta con la muestra de confianza y de dependencia que algunas personas muestran hacia mí. Me alaga pensar que dan tanto valor a lo que digo. Es un grato honor sentirme útil.

Creo que todas las personas tenemos unos sentimientos y unas emociones que son las que consiguen que sintamos la felicidad. Ayudar a los demás a llegar a la suya, es muy importante para mí y muy satisfactorio.

La parte negativa reside cuando, los que pertenecemos al grupo de ESCUCHAR queremos cambiar de grupo (aunque sea por un día), porque tenemos la necesidad de HABLAR.

Este es el momento en el que surge una gran carencia, un fallo en el sistema, un error de programación o como quieras llamarlo.

¿Qué carencia, error o fallo?

Pues muy sencillo, que los que escuchamos, también necesitamos HABLAR y que nos ESCUCHEN. Pero me parece que cuando nosotros tenemos esa necesidad, no solemos conseguir cubrirla. 

Es curioso que ese día que nos lanzamos a hablar y empezamos a contar algo a alguien, de repente nos damos cuenta que nos oyen, pero NO nos escuchan, no nos prestan la misma atención que les brindamos nosotros.

Esas personas piensan que nosotros sabemos cómo encontrar nuestras soluciones solos, que no necesitamos guía, cariño, apoyo, ayuda, consuelo o un pequeño empujoncito para avanzar. Y se confunden.

Es en ese momento cuando por lo menos en mi caso, siento….. FRUSTRACIÓN, me llevo un gran chasco y termino concluyendo que esta situación ES TREMENDAMENTE INJUSTA.

Mi modus operandi suele ser el siguiente:

En un primer momento intento que la gente me ofrezca su atención desinteresadamente.

En caso de no conseguirlo, procuro pedirlo sutilmente.

Si aun así sigo sin obtener la atención deseada, lo pido claramente.

Y ya cómo último recurso LLORO.

Llegados a este punto, yo creo que la gente debería darse cuenta que las lágrimas significan S.O.S., que es una petición de cariño casi agónica.

Pero………..

Yo no consigo el cariño y la atención de esas personas que han obtenido mi tiempo, interés con anterioridad: ¡¡¡NI ASÍ!!!

 Una vez que me salen las lágrimas, lo que recibo es aún más pasividad, lejanía y desinterés.

No entiendo porque no me surgen espontáneamente unos brazos que me rodeen y me abracen.

Siento romper la idea de que soy FUERTE y que puedo con todo.

¡¡¡NO ES CIERTO!!!

Yo siento y padezco como tod@s.

Por supuesto que también necesito APOYO, UN HOMBRO QUE ME SOSTENGA UNOS MINUTOS Y CIERTA DOSIS DE DULZURA en algunos momentos, para coger fuerzas y superar mis limitaciones.

¿Pero?

¿Qué pasa finalmente llegados a este punto de desconsuelo?

Lo que pasa cuando la carencia de apoyo se repite una y otra vez, es que termino por resolver mis inquietudes de forma individual, ayudándome a mí misma de la misma forma que lo hago con el resto de personas que solicitan mi apoyo. Termino usando mi boca para hablar, mis oídos para escucharme, mi corazón para tratarme con el amor que merezco y mi mente para organizar la estrategia más óptima que me ayude a resolver la situación en la que estoy inmersa.

¡No me queda otra!

Si yo no me ayudo, me quedo con un montón de ojos mirando al horizonte y sin saber que decirme, o lo peor de todo, soltando un ÁNIMO y Santas Pascuas. Cómo si esa palabra tuviese poderes sobrenaturales…

Me gusta mucho el agradecimiento que muestra mucha gente cuando la ayudo, pero me gustaría mucho más que el día que necesito alguno de esos oídos, me escuchen y sus dueños me ofrezcan lo mismo que yo doy.

TODOS NECESITAMOS SER ESCUCHADOS, ANIMADOS, QUERIDOS Y VALORADOS.

NO DEBEMOS SER EGOÍSTAS Y SOLO RECIBIR ATENCIÓN Y CUIDADOS.

DE VEZ EN CUANDO DEBEMOS DAR UN POCO TAMBIÉN.

Necesito que me escuches

 

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6 comentarios en “¿Hablar o Escuchar? He ahí el dilema.”

  1. JO-DER
    Y siento mucho la expresion pero…tenia que decirlo,llevo muuuchos años con la misma idea en la cabeza,el escuchar pero que no me escuchen me esta matando,que te dejen con la historia a medias o que nisiquiera tu puedas contar con quien si cuenta contigo 24 horas..es indignante,despues,cuando te hartas de este comportamiento egoista por parte de los demas,te dicen,que que pasa,porque no les escuchas,que estas rara…horas al telefono para que te de tiempo solo a decir «Bueno,pues aqui estoy en casa,ya sabes,intentando no pensar» y conseguir un «vaya,pues..»
    Me ha encantado tu post,has llegado a mi vida como por arte de magia,es increible. #Losqueescuchan

    1. Vaya Elyzabeth creo que con tu comentario me confirmas que te pasa como me suele pasar a mí. Yo creo que la solución puede ser unirnos entre todos los que sabemos escuchar y escucharnos entre nosotros mismos. Con eso tenemos ciertas garantías de reciprocidad. De todas formas ¿Sabes? Lo bueno de aprender a levantarte del suelo sin ayuda es que haces de ti misma una amiga que te ayuda. Aprendes a conocerte muchíiiisimo y a ser tu propia enfermera curándote las heridas. Evidentemente lo ideal es contar con alguien de confianza que te ofrezca su atención, su ayuda desinteresada, su cariño y su energía para animarte a avanzar, pero vivimos en un mundo injusto. ¡Lástima!
      En fin, yo tiendo mi mano por si en algún momento te puede servir como apoyo 🙂
      Gracias por tu visita y comentario.

  2. Te comprendo bien… Es difícil salirse de un «rol» cuando el resto ya te lo ha impuesto. Además, tu problema puede radicar en que la mayoría de las personas (soy pesimista y digo que la mayoría) no saben escuchar. Y saben que tú eres de las que sí lo hace, y saben dónde acudir cuando las cosas se han puesto feas dentro de la cabeza. Saber escuchar es algo muuuuy difícil, es una cualidad muy escasa, porque no se cultiva.
    Yo también tiendo a tragarme mis rollos al darme cuenta de que no encuentro demasiada ayuda fuera, y «autoarreglarme» a mí misma con las herramientas que tengo. Al final se trata de eso, como bien sabes, pero está bien saber que contamos con alguien ahí fuera, alguien que nos despeje un poco las nubes para que veamos mejor donde tenemos la llave inglesa, no sé si me explico…
    También es verdad que a las personas que son más inteligentes (y esto no es por echar flores, pero es que es así) no se las comprende demasiado, pero ellas a los demás sí. Entonces los demás se quedan un poco sin saber muy bien qué decir cuando estas personas exponen sus problemas. No sé, igual es una idea absurda, pero me ha pasado.
    Luego también está el amigo que, aun no entendiéndote y no teniendo la solución en su mano, simplemente te hace saber que está ahí. Ese también es un buen punto. Pero para eso también hay que educarse, porque hay amigos que te ofrecen «su solución», y si no aplicas su consejo porque no lo crees conveniente (tus razones tendrás), date por jodido, porque lo único que oirás será «yo ya te he dicho lo que tienes que hacer».

    En fin…. Cuánta falta hace un poco de educación emocional en este mundo!! ;D
    Un saludo enooorme!

    1. Gracias por tu comprensión. Es importante para mi sentirme comprendida en esta entrada. No es tan difícil escuchar, sólo hay que prestar un poco de atención y aderezarlo con empatía. Muchas veces las personas que escuchamos, necesitamos hablar para que el mensaje nos entre por los oídos, y en la mayoría de los casos, sólo con escucharnos decir lo que nos pasa nos sirve de motor para ponernos a buscar soluciones. En definitiva el oyente nos sirve de punto de apoyo. No buscamos que nos den soluciones.
      Incluso a veces lo único que necesitamos es alguien que nos saque del punto de atasco, y si puede ser con algo diferentes, mejor.
      Por ejemplo: una amiga que si nos ve un poco ¡plof! en vez de ofrecernos su hombro para llorar, nos anima a irnos con ella a ver un monólogo y reír y reír juntas…
      Eso mola 🙂 y de seguro que es un método infalible para cambiar la cara mustia por una cara sonriente que renovará todos los pensamientos negativos.

  3. Me ha encantado tu entrada por lo bien que has explicado la realidad y los sentimientos que florecen con ello.
    Es verdad que las personas que parecemos fuertes «no tenemos derecho» a estar mal, pues nadie está ahí para escucharnos y darnos ese apoyo moral o el abrazo que necesitamos ese día puntual.Parece que sólo valemos para escuchar.
    A mi últimamente me han defraudado varias personas por su comportamiento egoísta, así que he decidido tratarlas igual que ellas me tratan a mi, y aunque al principio duele porque eres de la condición de ayudar con el tiempo ganas en salud y rodearte de gente que merece la pena.
    Un saludo.

    1. Hola!! Bienvenida al blog 🙂 Gracias por la visita y mucho más por dejar tu opinión. Lamento mucho que seas de las del club. A veces resulta desmotivador. Tampoco es que las personas que escuchamos al resto e intentamos ayudar merezcamos la medalla al mérito, pero que mínimo que nos venga un poco de vuelta ese apoyo que mostramos nosotr@s, cuando lo necesitamos.
      A mi me encanta escuchar eso tan típico de: «Qué bien me quedo después de hablar contigo…» Pero no me gusta que esa persona, cuando tu requieres 10 minutos de atención siempre se encuentre indispuesta por cualquier motivo.
      Yo aún tengo recuerdo de una vez que necesitaba un flotador salvavidas en medio de tantas lágrimas y que la respuesta que obtuve fue: «Huy niña, me pillas superliada, hasta dentro de un par de semanas no tengo tiempo para nada, si quieres…podemos quedar en esas fechas, llámame». Me quedé perpleja, no me corría la sangre por las venas. ¡Se paralizó! Ni que decir tiene, que esa querida amiga había solicitado mi apoyo en múltiples ocasiones, obteniendo en cada una de ellas, una respuesta inmediata y reparadora.
      ¡En fin! Cada cual con su conciencia, si es que la tiene.
      Quizás lo adecuado es ser generosos con nuestra atención, a las personas que lo merecen, y no perder nuestro tiempo con quien actúa de modo egoísta o interesado.
      Lo que no hay que hacer, es convertirse en personas como ell@s, eso nunca.
      Un abrazo.

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