Proverbio VII: «Vive y deja vivir»

Siempre suelo escribir mis entradas después de haber vivido una experiencia llamativa, y en esta ocasión también.

Sinceramente…

No es la primera vez que vivo una situación similar, y quizás fruto de las experiencias pasadas tomé la decisión de no involucrarme en grupos de opinión o grupos seguidores de tendencias.

El problema principal reside en la necesidad que tienen ciertas personas de dirigir la vida de los demás de una manera impositiva, dominante incluso dictatorial. En ocasiones, sienten esta necesidad hasta con las personas que acaban de conocer, mostrando su carácter de forma tajante y explosivo.

Me gustaría hacer una llamada de atención a todas estas personas que intentan dominar y dirigir a los que les rodean.

Proverbio VII: «VIVE Y DEJA VIVIR».

Entre todos los seres humanos debe existir la norma de respetar las opiniones de los demás, en tanto en cuanto son simples opiniones y todos tenemos derecho a tener una respecto a cualquier tema.

Fuera aparte de las opiniones, tampoco creo que sea de recibo que existan personas que se toman la libertad de increpar y dar lecciones de moral a los demás sobre cómo deben de actuar o no en su vida, y mucho menos juzgar, como si fuesen jueces poseedores de la verdad verdadera y con derecho recibido de la superioridad para dar un veredicto inflexible y tajante.

Si alguien cree que una persona debe cambiar algún comportamiento, pensamiento u opinión con dar un sencillo consejo es suficiente, siempre desde el cariño y el deseo de ayudar, y no con el de auto-imponer ideas.

Tampoco se debe actuar intentando crear rebaño, y obligar o dirigir la vida de otros a empujones o con manipulaciones interesadas para acrecentar el ego y/o el sentimiento de superioridad frente a los sumisos. Y mucho menos impedir a quien comparte el espacio el hacer su santa voluntad, o que para poder hacerla tenga que dar un catálogo de razones, motivos y justificaciones.

¡Basta ya de condicionar la vida ajena!

Qué cada cual se concentre en la suya, actuando libremente, ofreciendo ayuda cuando ésta es solicitada y asumiendo cuando esta ayuda no es puesta en práctica.

A este mundo nadie ha venido con la lección aprendida, sino que cada uno tiene que aprender la suya propia actuando por sí mismo y consciente al 100% de como actúa, de lo que piensa y de lo que siente.

Lo más bonito en la vida, es recorrer el camino acompañado de amigos que buscan hacer ese caminar más ameno, fructífero y agradable, mostrando apoyo y ayuda a cualquiera del grupo que lo necesite, en armonía, y demostrando que cada individuo es libre y tiene todo el derecho del mundo para actuar con esa libertad.

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