Malvadas lobas disfrazadas de cándidas caperucitas

¡Hola!

Bienvenidos a ‘El blog de Ángela’

La entrada de hoy es posible que vaya en modo metralleta, lanzando proyectiles uno tras otro con el único interés de vaciar el cargador, pero sin hacer blanco en nadie concreto.

Seguro que no soy la única persona estafada vilmente por ese tipo de seres humanos que proyectan una imagen dulce, adorable, cariñosa, con cierto aire zen, que muestran cuan injusta es o ha sido la vida con ellas. Una clase de personas que con su mirada vidriosa y su sonrisa embaucadora, tocan tu corazoncito y te conmueven…

Hablamos de individuos que se muestran necesitados de ayuda, de apoyo, que en muchos casos mandan señales intermitentes de encontrarse perdidos en el mundo.

Personas que parecen necesitar alguien que les guíe, les escuche con máxima atención, les aconseje con cariño, les haga sentir importantes y les agasaje con bonitas palabras o detalles.

¿Con tal perfil quién no se lanza a proteger a estos seres tan adorables?

¿Quién se hace ciego ante esos ojos que piden a gritos una hermana mayor o una medio madre que les haga sentir seguridad?

Sin duda ninguna, te lanzas a participar en un gran proyecto: «encaminar y ayudar a ésta alma cándida»

Un consejo, dos, tres, que de buen agrado ofreces ante esos momentos de tristeza, agonía o desconsuelo.

Terminas consiguiendo que esa persona tenga un sitio estable dónde sentirse segura. Finalmente logras, con un par de empujones virtuales y mucho apoyo, que esa persona logre sus objetivos.

Al final…

¡Te sientes orgullosa de ti misma por haber colaborado en algo que crees era justo! Algo merecido!

Pasan unos días y esos ojos vidriosos los notas cambiados, ya no te miran con el mismo rollo. Te dices que es fruto de la alegría por haber cumplido sus expectativas y que ahora, esa persona se siente más segura de si misma.

Pero…

Pasan otros días y esos ojos te miran con una intensidad que no entiendes. Además, los gestos también cambian, y las palabras ya no muestran ni ápice de cariño, ni agradecimiento ni interés sino que empiezan a ser mordaces, altivas, incisivas, cortantes, en definitiva ‘dañinas’.

¡De repente!

Esa persona a la que decidiste proteger y dar tu amistad más sincera, ‘tu protegida’ se ha convertido en una atacante, alguien con intención de hacerte daño con sus comentarios mal intencionados, con sus formas despectivas, arrogancia y falta de respeto.

¿Dónde está ese alma cándida?

¿Qué has hecho tu que haya generado tal transformación?

¡Seguro que no es lo que parece!

Al principio puedes incluso dudar de la interpretación de todo esto que ocurre, dudas hasta de ti misma y te etiquetas de desconfiada, de mal pensada, paranoica o suspicaz. Lo mismo la causa de ese cambio reside en que le han surgido otros problemas personales que aún no te ha contado quizá para no abusar de tu confianza o para no tener que tirar de ti siempre que necesite ayuda.

¡Puede ser! ¿Por qué no?

Si fuese eso, lo mínimo que debo hacer es preguntar, interesarme y ofrecer nuevamente mi apoyo o ayuda si fuese necesario, verdad?

¡Dicho y hecho! ¡Te interesas!

¡Vaya!

Muchas palabras vacías, miradas que notas no te miran directamente ni transmiten verdad, divagaciones y alguna escusa para terminar diciendo ‘nada de nada’.

Esta es la respuesta que obtienes a tu nueva muestra de interés.

Luego descubres críticas a tus espaldas: ácidas e irónicas valoraciones negativas de tu persona, juego sucio para hacerte quedar mal delante de tus compañeros o jefes.

¡Trampas y jugarretas!

En fin…

Soy consciente que no le puedo caerle bien a todas las personas. Mi forma de ser puede ser bien o mal valorada por quien me conoce, y eso es lógico y normal. Mi personalidad puede tener simpatizantes y detractores o lo que hoy en día se llama ‘HATERS’. Pero teniendo en cuenta lo vivido y compartido con esta persona, ese cambio tan radical…

¡No lo concibo coherente!

Y mucha menos coherencia le atribuyo a la bipolaridad de la que soy testigo en muchas ocasiones.

La verdad es que rara vez niego mi ayuda a quien me la pide por lo que si está en mi mano… soluciono los problemas.

Minutos después o al día siguiente…

Malas caras, frialdad, mínima comunicación, comentarios irónicos, actitudes despectivas y casi lo que peor llevo: faltas de respeto que a mí, me generan vergüenza ajena.

No entiendo por qué algunas personas que ya no cumplirán los 30 (se supone que han sido bien educadas y con esa edad han aprendido ciertas normas básicas de buenos modales) actúan de forma tan malcriada, egoísta, ingrata, infantil, incoherente, mezquina, insolente, sinvergüenza, descortés y grosera. 

¡No me vayas de cándida caperucita porque en realidad eres una malvada loba!

En fin… la vida da muchas vueltas y el tiempo pone a cada persona en su lugar… ‘sólo queda esperar’ y que el karma haga su trabajo cuando corresponda.

Por mi parte sólo me queda aprender lo máximo posible de la experiencia vivida.

 

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4 comentarios en “Malvadas lobas disfrazadas de cándidas caperucitas”

  1. Se que no es la solución, ni es elegante, ni honorable y que incluso traiga consecuencias no deseadas, pero cuando abras el próximo brick de leche, después de servirte ponle laxante….

    1. Hola Gloria! Sinceramente esa idea ha rondado por mi cabeza pero creo que sería como bajarse al lodo a pelear. ¡Yo no soy así! Además imagínate el karma… seguro que luego me tocaría sufrir una gastronteritis o algo parecido. Mi decisión ha sido otra, ya no llevo leche al despacho. Si me apetece, me hago un te o si quiero café me voy 20 minutos a una cafetería y me lo tomo 🙂
      Gracias por tu visita.
      Un abrazo.

  2. Mi querida Ángela mi más sincera enhorabuena y admiración por cómo eres, por tú gran generosidad, siempre dispuesta a ayudar de todo corazón y poniendo toda tú alma en ello. Te conozco desde que eramos unas niñas y doy fe de que eres una magnífica amiga, siempre que lo he necesitado has estado a mi lado sin dudarlo y sin esperar nada a cambio. Cuanto lamento que estés rodeada de tanta ruindad, aunque es más habitual de lo que te puedas imaginar. Que su forma de ser tan miserable no condicione tú buen corazón, sigue siendo tú misma eres única y maravillosa. Eso sí protéjete para que mezquindades cómo la que expones no te lleguen ni afecten. Tú estás en otra esfera, la de la bondad, y la generosidad y somos muchos los que te agradecemos de todo corazón que seas así.
    Personalmente he sufrido también el episodio de «a leche» en mi oficina, yo tomo una leche especial por una intolerancia y varias veces me he quedado sin desayunar dado que no puedo tomar otra. Mi rabia al principio era enorme pero pensé » no se merecen que pase éste mal rato y encima me perjudique teniendo desde el comienzo de la mañana un día un tanto extraño». Dejé las cosas estar y gracias al destino o como quiera llamársele un buen día la leche se puso mala, dado que cogí unos días de vacaciones y no retiré el Brick. Pues bien esas lobitas anónimas fueron bendecidas con una pondorritis pero de la unviersal, y lo pasaron mal de verdad porque literalmente se iban por la patilla….jajaja ( algo de humor a éste sin sentido).
    Por ello tú sigue en tu magnífica línea, el destino se ocupa de todos y como dicen todo lo que das te viene de vuelta. Así que demos alegría, apoyo y cariño.
    Te mando un beso muy grande y para terminar en éstos casos me dieron un consejo, y es aplicar la frase del gran actor Fernando Fernan Gómez «»»……A la mierda!!!!

    1. Muchas gracias May por tu paseo por el blog y este comentario lleno de elogios que me deja la autoestima regordeta 🙂 Espero que eso no se refleje en la báscula… ¡Jajajaja!
      Lamentablemente, cómo dices la ruindad es más habitual de lo que debería. En fin, no queda otra que lidiar día a día con personas que han sido bien educadas pero que esa educación la guardan en el baúl de los recuerdos para que se apolille.
      A veces es difícil mantenerse al margen. Hay días concretos que si dejas salir el lado oscuro (que todos tenemos), se montaría una buena batalla, pero estoy segura que NADA se resolvería.
      Seamos cómo nos gusta ser, sin que las malas formas de otros nos condicionen porque sino eso significa que somos dominados, y eso no mola.
      Besos y un fuerte abrazo 🙂

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