-Infinitus-

Hoy nuevamente mi cerebro o mi subconsciente (no se muy bien quien ha sido de los dos), me ha lanzado una duda razonable.Me ha planteado descubrir el significado práctico, real, activo de la palabra «INFINITO».
Pues me puesto a ello, primero he intentado encontrar la respuesta en mi misma. En realidad pensaba que el infinito significaba algo tan grande que no tenía límites. Luego he preguntado a Abel (pobrecito, debo tenerle harto de preguntas raras y teorías más raras aún), y me definido el tema a su manera. Hemos llegado a la conclusión de que era algo sin final, pero el decía que debía tener un principio. ¿?
Como no me convencía un final así para una duda tan grande, me he puesto a buscar por internet y aquí dejo parte de lo que he encontrado:
Según la Real Academia:

(Del lat. infinītus).

1. adj. Que no tiene ni puede tener fin ni término.

2. adj. Muy numeroso o enorme.

3. m. Lugar impreciso en su lejanía y vaguedad.

Parece que es una definición bien parecida a lo que Abel y yo pensábamos, deja constancia de que no tiene fin, pero yo pienso que si tiene principio, no puede ser infinito. ¿si, no?

En mi continua búsqueda encontré más, según un trabajo que unos alumnos hicieron en la Universidad de Oviedo:

«El infinito es un concepto que todos utilizamos y nunca nos paramos a pensar sobre él. Existen

numerosas acepciones, algunas no solo contrarias, sino contradictorias entre si, y es preciso, por lo menos

señalar su existencia y su significado.

Desde Euclides, que no quería y evitaba utilizar la palabra infinito y la sustituía por “lo que no tiene fin” y frases parecidas, hasta Cantor, con la “creación” de la aritmética de los números transfinitos. Son numerosas las ideas relacionadas con el infinito, actualidad y potencialidad, existencia del continuo, distintos tamaños de infinito, lo muy grande y lo muy pequeño, Dios, el todo…

Para introducirnos en su definición, podemos distinguir varios aspectos, unos teleológicos, otros finalistas, algunos potenciales, otros actuales. En algún momento histórico se dio al infinito una interpretación teológica.

Los socráticos asociaban a la idea de infinito a algo malo, perverso. El infinito no solo era lo descomunal, enormemente grande, lo indefinido, sino que estaba asociado a idea negativa de desorden de caos, lo imperfecto.

Fue en el siglo XVII cuando se introdujo lo que se podría llamar la concepción moderna al considerar que el mundo finito y el infinito están regidos por leyes y preceptos diferentes. Wallis, introdujo en el siglo XVII el símbolo de infinito. No está claro si le inspiro la idea de m (mil) como un numero muy grande y de este símbolo se paso a la lemniscata, que se pueden recorrer sus puntos sin llegar al final. “Casualmente” este símbolo se utiliza, en el Tarot, para designar al Mago. Esta carta esta asociada al símbolo , que mas tarde utilizará Cantor, quien también relacionará la idea de infinito con Dios.

El símbolo de la lemniscata creo que es muy práctico para imaginar el infinito, si nos damos cuenta indica que su recorrido es ilimitado, aunque también puede indicar que es repetitivo y eso es algo que también despierta mi curiosidad.

Además si os fijáis es muy parecido a la Banda de Moebius, es un objeto matemático muy curioso que consiste en una banda unida por el extremo pero por el lado contrario.

Construcción de una banda de Moebius

1º) Se recorta una tira rectangular de papel.

2º) Uno de los extremos se gira 180º.

   3º) Los extremos libres se pegan.  

Se parece o no al símbolo del infinito????

Siguiendo con mi búsqueda de definiciones….

Durante la Edad Media el debate sobre la naturaleza del infinito tomó connotaciones teológicas más bien que matemáticas, al considerarse el infinito como propiedad exclusiva de la majestad divina de Dios.  Así, San Agustín creía que sólo Dios y sus pensamientos eran infinitos y, Santo Tomás de Aquino, por su parte, demostraba en el Summa Theologiae que, aunque Dios era ilimitado él no podía crear cosas absolutamente ilimitadas. Esta controversia sobre el infinito se prolongó durante el Renacimiento y en 1600 llevó a la hoguera, por obra de la Inquisición y un traidor veneciano, al gran mago renacentista Giordano Bruno, quien predicó un universo constituido por infinitos mundos. En ese mismo año de 1600, Galileo Galilei, aunque con cierta ambigüedad, rechazó la idea del infinito como paradójica, ya que atentaba contra la razón.

Parece que la búsqueda del significado del infinito, ha traído cola durante todo el tiempo, menuda distracción me ha enviado mi cerebrito, si toda esta gente no ha conseguido nada…yo creo que…..

Además:

La muerte como eternidad

Simon and Schuster, New York, 1931), uno de los personajes, el Dr. Leinbach recurre al infinito para demostrar que la muerte no existe:

«Leinbach ha descubierto una prueba de que la muerte no existe. Más allá de toda duda, ha declarado, que en todo tipo de muerte, no sólo en la muerte por inmersión, se vuelve a vivir en el último momento toda la vida pasada, a una velocidad inconcebible para los demás. Esta vida recordada debe tener también un último momento, y este último momento su propio último momento y así sucesivamente. Por lo tanto morir era la eternidad. De acuerdo con la teoría de límites uno se aproxima a la muerte, pero nunca la alcanza — Una figura cuestionable, este doctor Leinbach.» (Bernardet, p. 72)

Curioso esto ¿ehhhh?

Pues leer esto:

En el relato de Jorge Luis Borges «El jardín de senderos que se bifurcan» se plantea lo siguiente: El jardín de senderos que se bifurcan es una imagen incompleta, pero no falsa, del universo tal como lo concebía Ts’ui Pen. A diferencia de Newton y de Schopenhauer, su antepasado no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos.

Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos. En éste, que un favorable azar me depara, usted ha llegado a mi casa; en otro, usted, al atravesar el jardín, me ha encontrado muerto; en otro, yo digo estas mismas palabras, pero soy un error, un fantasma. ¿Es necesario, como plantea Borges, que el infinito sea exhaustivo? Es decir, que un infinito número de mundos contenga todos los mundos posibles. Este no es el caso, y para demostrarlo podemos utilizar la siguiente analogía numérica: Sea P el conjunto de todos los números pares. P contiene un número infinito de elementos pero no contiene todas las clases de números: Por ejemplo, sin ir muy lejos, no contiene el número 3, ni ningún número impar.

Entonces, puede haber varios infinitos????

Bueno, yo creo que este tema da mucho juego, si alguien quiere añadir cosas, adelante!!!!

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