De bien nacidos es ser agradecidos.

«De bien nacidos es ser agradecidos»  

…Era algo que escuchaba muy a menudo de boca de mis abuelas.

¿No te suena haber oído este refrán en tu infancia?

Era uno de los pilares de la educación de mi época, esa época en la que contábamos con lo justo para vivir.

Realmente vivíamos mejor que las generaciones anteriores, que habían tenido muchas carencias y quizá por eso nos inculcaban que había que agradecer todo lo bueno que nos llegaba.

En fin, ahora que no nos falta de na, parece que todo nos lo merecemos y que no hay nada por lo que dar las gracias.

¡Qué equivocados estamos!

Me entristece comprobarlo…

No te olvides

Como ya he comentado en temas anteriores, tengo como deporte favorito «la observación de las personas y su comportamiento» y en este caso quiero hablar de lo desconsiderad@s que son muchas personas en su forma de vivir.

– Nos levantamos por la mañana y empieza el día, en su transcurso estoy segura que como yo «la mayoría» reciben buenos deseos, sonrisas, cariño, ayuda, atención agradable por parte de otras personas. Y todo este cargamento de buenas vibraciones ¿Es correspondido? ¿Agradecido?

Por favor dejemos la antipatía, la frialdad, el desinterés o la amargura encerrad@s dentro de la bolsa de basura que desechamos  a diario.

Es muy difícil que la cadena de buenas vibraciones se extienda de persona a persona si alguien la corta con malos modos o malas caras. Y si eso ocurre lo que se difundirá y expandirá será el fastidio, el malestar o la pesadumbre.

– En ocasiones recibimos algún detalle, regalo o compensación, que puede venir de familiares, amig@s, conocid@s, jefes, etc… Es posible que en algunos casos sea un detalle merecido por nuestro esfuerzo o dedicación en alguna situación, otras veces será porque llegan fechas de cumpleaños, aniversarios, Navidad, día de la madre/del padre, San Valentín  y en otros casos sea simplemente porque alguien desea sorprender o mostrarnos su cariño, amor e incluso agradecimiento por nuestra forma de ser con ell@s.

Probablemente estos presentes sean en respuesta a nuestro buen hacer (aunque hay gente que es generosa sin tener un motivo), pero no por eso debemos olvidarnos de AGRADECER a esas personas el gran detalle de valorarnos tan positivamente y obsequiarnos con algo.

Cuando hablo de agradecer, no me refiero a verbalizar la palabra correspondiente: «gracias» sino a sentir el agradecimiento internamente y transmitirlo con sinceridad, alegría y cariño.

Puede darse el caso que el detalle recibido no sea de nuestra entera satisfacción, pero eso no debe darnos pie a reaccionar con desconsideración, rechazo, cara de fastidio o algún comentario grosero.

¡Esto sería el colmo de la mala educación!

De sabios es rectificar «si es necesario», aquí van unos consejitos…

Dar amor

Sin Valorar

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